Cara B

Ayer volví a casa cuando aún quedaban por tocar dos grupos en el festival Cara B. Pensé que ya había amortizado mi entrada, y ganaron las ganas de dormir a las ganas de dos conciertos más. En la sala hacía frío.

No es que no me haga ilusión ver a Guadalupe Plata (los cabezas de cartel), pero tener que esperar a que El Coleta también hiciera su espectáculo, me lo puso un poco más cuesta arriba. Parte de la culpa de que quisiera irme la tuvieron The Parrots, que me dejaron un sabor de boca tan bueno, que preferí coger el coche justo después de que abandonaran el escenario, a esperar otro espectáculo más …. impactante. No es que los tres miembros de The Parrots tocaran con algo de alcohol en sangre, ni que hablaran con un aire extremadamente despreocupado, es que el cantante importunó a una fotógrafa, el bajista creo que se saltó la valla que lo separaba del público (la marabunta y mi estatura me impidieron confirmarlo) y ambos protagonizaron escenas que bien me recordaban a un concierto de los Ramones. Nada más que decir.

Sobre Juventud Juche sólo voy a decir que me gustó el color verde de la guitarra y del cable que lo unía al ampli.

The Saurs, a los que brevemente ya vi en la fiesta de radio 3 en Razzmatazz, cumplieron con lo que esperaba. Son el único grupo al que he visto tocar las guitarras tan cerca de las clavículas y con una motivación tan grande. Me pregunto si estos instrumentos desprenden algún tipo de impulso electro-magnético que explique los movimientos incesantes y catatónicos de quienes los portaban, especialmente el segundo vocal. A poca gente he visto tan implicada con su actividad.

El descubrimiento de la noche fueron Sen Senra, unos chicos de (aparentemente) corta edad, con una ejecución cuya calidad es inversamente proporcional a dicha (supuesta) corta edad. Pusieron encima del escenario la frase “las guitarras garageras también molan, sin pretender descubrir nada ni destrozar / arreglar el mundo. Un sonido y puesta en escena del que disfruté (mucho) naturalmente.

Feliz domingo.

Quemar los deberías

Me he leído un libro (que recomiendo) titulado Coaching para el éxito, de Talana Miedaner. Está escrito en los 70, pero es totalmente actual. Se compone de 101 consejos que, llevados a la práctica “se supone” que te llevan al éxito personal, concepto que definen en el propio libro.

Una vez que le he echado una ojeada a la teoría, he comenzado a aplicar algunos de los consejos. El viernes pasado quemé mi lista de “deberías”. El ejercicio trata sobre escribir una lista de todo aquello que, por una u otra razón, pensamos que deberíamos hacer, pero que nunca llegamos a completar. Ejemplos típicos son debería perder peso, debería dejar de fumar, debería apuntarme a clases de alemán, …

Personalmente, mientras hacía esta lista, yo ya sentí que me estaba liberando de todos ellos. De hecho, el momento de quemar el papel fue tan fácil y rápido que apenas lo sentí. El sencillo hecho de sentirme libre como para escribir en un papel todas esas cosas que no voy a hacer porque no quiero y que después voy a quemar, me proporcionaron un bienestar y alivio que pocas veces antes había sentido.

Es curioso cómo a veces, una tarea de lo más sencilla, tiene efectos grandilocuentes en uno mismo.

Feliz semana.