sábado, 28 de julio de 2007

Sabiduría Popular (IV)

"No hay situaciones desesperadas, sólo hombres (y mujeres) que se desesperan."

Escuchado en algún lugar de radio 3 ...

Etiquetas:

domingo, 22 de julio de 2007

Sabiduría Popular (III)

"No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar".

(Maximus, no me cobres derechos de autor)

Etiquetas:

martes, 3 de julio de 2007

Sabiduría Popular (II)

He leído últimamente en algún nick de msn:

"Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas"

Ante dichos de este tipo no puedo evitar preguntarme si realmente son cantos al optimismo o simples eufemismos del tan sabio e injustamente utilizado "mal de muchos ..." (todos sabéis como acaba). Es decir, ¿merece la pena apreciar tanto la más ínfima mota de polvo que adorna mi existencia por el simple hecho de que puedo apreciarla y está ahí para que yo la disfrute? Este es el planteamiento que tras algunos años de vida en los que después de haber bajado hasta casi el infierno (desde mi más que cómodo punto de vista) y haber salido a flote (por supuesto con la colaboración encomiable e insustituible de las personas que me rodea), he llegado a adoptar como propio, tratando de ver la parte positiva de todo, levantándome con un “cada día que amanece, es un buen día”, porque poder vivir es un regalo que todos recibimos al nacer y que estoy convencida tengo hasta la obligación de exprimir intensamente con todas mis fuerzas.

Pero los avatares del destino y las vicisitudes de esta elogiada y diariamente homenajeada vida, hacen que todo se vuelva del revés (a parte de Blas cuando va al Primavera, la vida también se pone del revés). Y llegados a este punto me vuelvo a preguntar: ¿merece la pena apreciar tanto la más ínfima mota de polvo que adorna mi existencia por el simple hecho de que puedo apreciarla y está ahí para que yo la disfrute? Si casi no tengo oportunidad ni recursos para poder sentir que estoy siquiera respirando… Me ahoga lo que me rodea, me asfixia el propio aire, los rayos del sol me abrasan y el brillo de las estrellas se hinca como alfileres en mis ojos. Una vez que se ha hecho todo lo que se puede por apreciar y valorar lo que se tiene, y el resultado es que no se aprecia ni valora nada, ¿qué opción queda? Si a todo esto le sumamos una obcecación casi enfermiza por hacer BIEN todo lo que se hace (porque si no se va a hacer bien, mejor no hacerlo, es perder el tiempo) nos encontramos en una situación en la que no podemos conseguir resultados positivos y los principios que rigen dictan (en estos casos) que no merece la pena menear un dedo por nada. Lo que comúnmente se conoce como un callejón sin salida. Todo porque se le ha pedido a la vida que además de estar ahí para disfrutarla, aporte algo bueno, o sea un poco fácil, o un poco menos difícil. ¿Será ese el diente que no funcione en todas estas ruedas que juntas forman El Engranaje?

Etiquetas: ,

lunes, 2 de julio de 2007

Quiero unos zapatos.

Quiero comprarme unos zapatos. Es una necesidad que aparece cada 'X' tiempo desde que vi unos zapatos en un escaparate por primera vez. Actualmente esa necesidad ha aparecido.
Por ahora no hay mayor problema, sencillamente quiero unos zapatos. La cosa es cómo buscarlos y con cuáles quedarme. Ni que decir tiene que siempre que quiero comprarme unos es porque ya les he echado el ojo a algunos que me hacen tilín. Pero puede que no me gusten lo suficiene, o que una vez que me los pruebe no me convenzan tanto. Pero para saber eso hay que ir a la tienda y pedirlos, para lo que necesitamos un poco de tiempo, dinero y decisión. Los reunimos. Y vamos a la tienda.
"Perdone, ¿tendría un 37 de esos de la esquina del escaparate? Sí, en seguida. "
Puede que sólo quiera vérmelos puestos y ya está. Hasta este momento no hay diferencia entre alguien que simplemente pasaba por allí, vio los zapatos y ha querido entrar 5 minutos y quien lleva varias semanas acordándose de los zapatos cada noche.
Ahora bien, una vez me he puesto los dos zapatos (con uno solo no vale, tenemos un pie más grande que otro y puede que el otro zapato del par de esté grande o pequeño ...) y he andado los típicos pasos por la zapatería adelante y atrás, haciendo movimientos extraños que en ningún otro momento de mi vida cotidiana repito, mirándolos delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, vistos desde arriba, desde el espejo, tocándolos para percibir su tacto e intuir si me harán rozadura, me los quito y examino los detalles técnicos de cerca: si están cosidos o pegados, cómo es el acabado en el interior ... miramos finalmente el precio y sopesamos si será una buena compra, un timo, si son caros pero me compensa porque me flipan, si no son gran cosa pero al ser baratísimos merecen la pena.
Es el momento de decidir, comprar, no comprar, o dejarlo para otro momento. Aunque no lo parezca hay una diferencia entre no comprar y dejarlo para otro momento. Si no compro descarto la posibilidad de hacerlo en el futuro. Si

lo dejo para otro momento es posible que vuelva. Hoy no me he terminado de decidir por diversas razones: no tengo la convicción suficiente, no tengo suficiente dinero, me he dado cuenta de que quiero mirar más.
Realmente es un proceso sencillo, sólo hay que seguir unos pasos que todos conocemos para conseguir cubrir esta necesidad de comprarse zapatos, y normalmente el proceso termina pronto y bien.
Aunque a veces, no encuentro de mi número, cuando me decido a ir a la tienda ya no quedan, o se los han llevado por cambio de temporada, o decido dejarlo para luego. Y después de haber "gastado" los recursos me quedo sin zapatos. Total, también puedo andar descalza, ¿no?

Etiquetas: ,