domingo, 24 de mayo de 2009

Adrenalina.

Llevo casi tres años tropezando en la misma piedra. Al principio no sabía que después el tropiezo venía la caída. Me dolía por caída que es y por inesperada. Más tarde comencé a predecir el golpe, el efecto sorpresa desapareció pero no el dolor.
De un tiempo a esta parte la adrenalina liberada al caer le ha arrebatado (de un plumazo) todo el protagnonismo al dolor. Ahora me muero de ganas por tropezar para sentir el vértigo al borde del precipicio. Tiene guasa, ¿no te parece?

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lunes, 11 de mayo de 2009

Mayo.

Cuando Gabi se despertó aquella soleada mañana de Mayo vio la luz, y no sólo a través de su ventana.

Su memoria le recordó (una vez más) que el mes de mayo es un mes horrible, lleno de acontecimientos podridos, de costumbres retrógradas, manías, más propias de la Inquisición que del simpático ‘Cuéntame’. El mes de mayo no había hecho más que amargar su existencia durante los últimos 17 años; de hecho, ya contaba con más mayos malos que bueno en su haber. Ni siquiera el comienzo festivo del mes le parecía una virtud.

Ese rayo de sol dañó las pupilas de Gabi, como podría hacer todas las mañanas de cualquier día del año, y tatuó algo tan sencillo como difícil de aplicar.
‘El Mayo fatídico ocurrió hace 17 años. Si pretendes caminar por encima de él, no lo cargues sobre tus hombros ni una sola vez más.’

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domingo, 10 de mayo de 2009

Anathema


El correo spam no elije a quién enviar qué porquería, y curiosamente puede resultar de lo más acertado. Fue uno de estos correos, en una de esas cuentas que uno crea por obligación y que casi no utilizo, el que me advirtió que Anathema (con mayúsculas) iban a hacer una paradita en mi cuidad para ofrecer algo llamado concierto. Esto, y otras casualidades con las que la VIDA me premia, han hecho posible que ayer pasara una de las noches más felices hasta hoy.

Anathema es un grupo al que conocí unos cuantos años después de sus comienzos. De hecho, nunca escuché sus primeros discos completos, donde hacían gala de un laskdfj-metal sin complejos, de calidad y al que no podía encontrársele ningún defecto ni musical ni de intenciones.

El señor Daniel Cavanagh es uno de esos niños prodigio del rock que fundó su primera banda con 18 años recién cumplidos. Desde entonces es el alma mater de Anathema (teniendo en cuenta los distintos nombres que ha adoptado la formación) y de otros proyectos alternativos. Destacar que compuso ‘A natural disaster’ (una maldita obra maestra) casi en su totalidad, y que en el concierto de ayer se teloneó a sí mismo tocando con Leafblade, dejando el escenario con una gran versión del ‘Going to California’ de los más grandes Led Zeppelín. Más tarde, con una versión acústica en solitario del ‘Are you there’ se convirtió en el protagonista de la noche, protagonista humilde que se sintió avergonzado (o eso pareció) ante los gritos de ‘Dani, Dani’ que todo el publico de la sala coreaba al unísono. Siguió el tema ‘One last good bye’, para mí el momento más emotivo que apenas evitó que se me saltaran las lágrimas sobre la piel de gallina que no me abandonó en toda la noche.

Dice mi amigo Marcelo que consiguieron hacer un gran espectáculo porque provocaban altos y bajos en el público, con una gran compenetración con el mismo desde el principio, sin dejar lugar al aburrimiento o al descuido en las casi 3 horas que permanecieron sobre el escenario. Dudo mucho que otras bandas puedan presumir de abarcar un abanico tan amplio de sonidos y estilos, y sobre todo de tener la clase y la profesionalidad que Anathema derrocha.

Podría estar años alabando la voz de Vincent, el estilazo de Daniel a la guitarra, (la caja de la batería sonaba un poco … rara), de la ausencia de la colaboración femenina que impidió que tocaran ‘A natural disaster’ …. Pero preferiría que fueseis vosotros mismos los que corroboréis todo lo que yo he dicho aquí yendo a uno de sus conciertos.


PD: Si el señor periodista estudiante de master aún está interesado en mi colaboración, ya sabe donde encontrarme ;-)

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martes, 5 de mayo de 2009

San Ignacio.

Aparte de un santo (evidenteeeeeee) y una marca de cazos muy glamurosa, el otro día descubrí que San Ignacio fue un personaje al que le pasó algo muy curioso.

Estaba yo sentada en un banco rodeada de gente de más nacionalidades de las que puedo recordar, en esto, me desplacé muy hacia el borde para dejar sitio a otra persona. Entonces, un chico mejicano muy simpático (y que lleva mucho tiempo sin viajar a su país, evitemos riesgos innecesarios) me dijo:
- Te quedaste como San Ignacio. - téngase en cuenta que seseaba.
Aturdida, yo pregunté:
- ¿Cómo se quedó San Ignacio?
Y él me lo aclaró todo ...
- Con una nalga en el espasio !

Es posible que esto contado no tenga mucha gracia ... pero creedme que en ese momento me iba a des-ternillar de la risa.

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