miércoles, 6 de octubre de 2010

Genéricos.

Como un otoño sin una gripecilla justo antes de un puente con planes no es un otoño, hoy he acudido a visitar al facultativo con el fin de obtener ese pasaporte a la felicidad llamado ‘receta de antibióticos’. Extraño los días en los que uno mismo podía ir a la farmacia casi sin tarjeta sanitaria y abastecerse cuál autoservicio de todo lo que creyera necesario para su cura. Sinceramente, no encuentro ninguna diferencia entre lo que echaba a mi cesta de la compra y lo que ahora el señor canoso con bata blanca prescribe. Bueno sí, antes podía comenzar mi medicación tan pronto como llegara a casa, y ahora tengo que ir a urgencias (si espero a la cita previa he podido morir por cangrena), esperar la cola del número, esperar la cola del médico, ser atendida por éste, y luego hacer la compra.

Tengo sin embargo que admitir que el mundo de los genéricos me fascina, si pensabas que el Espidifén es lo más malo jamás creado y no puede ser imitado, erraste amigo! Acabo de comprobar con mis propias carnes que algo llamado Ibuprofeo (arginina) Cinfa está igual de malo, o incluso más, que el original, y me da que con el empeño de las farmacéuticas de llegar más allá en breve conoceremos otro producto más dañino para el estómago y el paladar.

Ahora sólo espero que la amoxicilina (qué relación guarda con la penicilina? Porque me han preguntado por mis alergias a ésta última … mira que como no sean lo mismo !), el ibuprofeno y el paracetamol me devuelvan algo de la vitalidad necesaria para echar un puente como dios manda.

Pasadlo bien!

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