miércoles, 2 de abril de 2014

Mi acompañante.

He tenido un acompañante. La empresa para la que trabajo tuvo a bien invertir cuartos en una persona que me hablara durante 6 reuniones para ayudarme a ver el mundo con unos ojos distintos. Y vaya si lo ha conseguido.
Este hombre, de una inteligencia descomunal, ha cambiado mi vida. A través de conversaciones que jamás olvidaré, me ha enseñado infinidad de puntos de vista que yo ni me había planteado. Ha conseguido abrir tanto mis miras, que ahora gozo de experiencias que hace unos meses me hubieran resultado total y absolutamente traumáticas. Me ha acompañado en un camino lleno de piedras, que él me ha ido enseñando, indicándome cómo distinguirlas del pavimento, cómo identificarlas, para bien quitarlas de una patada, cogerlas con la mano, o sencillamente esquivarlas dando un paso al lado. Es una persona sin la cual, mi momento vital actual sería radicalmente distinto, diametralmente más doloroso e insatisfactorio.
Ahora los cuartos se han acabado, y mis largas conversaciones con mi acompañante también. En un buen momento. He aprendido mucho, y aunque me queda mucho por aprender es momento de que comience a andar sin tenerlo tan al lado. Su inmensa humanidad me ha ofrecido recurrir a él cuando lo crea necesario, sé que siempre responderá. Y sé que siempre me sorprenderá con sus análisis. Y también sé que poco a poco me iré sorprendiendo yo a mí misma.

Acompañante, te dedico estas líneas como muestra de mi inefable agradecimiento. Y para dar una especie de cierre a nuestra relación acompañante-acompañada, y así dejar de darte tanto la lata con mis movidas. Un abrazo.

Etiquetas: