Miss Caffeina. Salamandra Sala 2.
Todo el que me conoce sabe
que en las raíces de mis gustos musicales coexisten Led Zeppelin, Pearl Jam,
Nirvana y Soundgarden, entre otros. Sin embargo, tengo también una vertiente
poperilla muy potente, y que fácilmente puedo alimentar con el panorama musical
español actual.
Es esta vertiente la que
ayer me arrastró al primer concierto de la gira Detroit de Miss Caffeina. De
los teloneros Betty Belle sólo diré que evidentemente no vivieron los ochenta
ni vieron en directo a Eva Nasarre. Una voz muy bonita la de la chica.
[groupie on] Me las apañé
para colocarme a pie de escenario, y después de pagar el precio de ver en
primera fila a los brevemente citados teloneros, pude disfrutar de una primera
plana constante de casi todos los componentes del grupo (al guitarrista Antonio
lo tapaba el bajista). [groupie off]. Y me lo pasé pipa. El sonido … a ratos
era de malo a muy malo, y en media regular, eso sí, escuché el bajo como nunca,
y ahora puedo apreciarlo mucho más en las canciones.
Poder ser parte de vivencias
como la de anoche son la diferencia entre que la vida merezca la pena y que sea
un mero trámite. Y aunque en teoría la música de Miss Caffeina no debería estar
entre mis predilecciones, la verdad es que no he parado de escuchar el disco en
loop (intercalando los dos anteriores) desde que me enteré que venían a tocar. Será
por sus letras, será por el sonido variopinto, será por el descaro, y puede que
también por libertad que transmiten. Detroit es un disco escrito desde la reconstrucción
después de la devastación, un momento vital que coincide mucho con el mío
actual. Una obra hecha por definición sin límites, donde el Alberto el cantante
sale al escenario con unos brillantes zapaos negros de charol, unos calcetines
rosa fucsia, unos pantalones de pinzas grises impecablemente planchazos, con el
bajo cuidadosamente doblado, un sencillo jersey negro y el pelo teñido de rubio
cuasi platino. Pose que contrasta con la de Álvaro, el guitarrista fan de Buenas
Noches Rose que orgulloso toca El rescate, con un estribillo reggetoniano de lo
más sugerente. Esta mezcla de individualidades llevada con esta naturalidad es
una de las características que adoro de este grupo. No hay que dar
explicaciones de nada, son como son, hacen lo que hacen y así lo comparten con
el mundo.
Tocaron todas las canciones
de Detroit, y algunas anteriores, de entre las que destaco Hielo T y Gigantes. Cerraron
el concierto, como no podía ser de otra forma, con Mira como vuelo, cuyo video
y letra compartí en este mismo sitio hace unos días. Después de vivirla en
directo me la creo un poquito más.
Feliz domingo.
Etiquetas: vivencias
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