domingo, 15 de septiembre de 2019

Eddie y Gabi. El acercamiento que las alejó.


Eddie y Gabi se conocían del barrio. En los últimos meses, habían trabajado juntas  en la asociación de vecinos buscando espacios inutilizados que se pudieran convertir en zonas verdes. Coincidían en su afición por caminar y en la curiosidad de mirar detrás de cada valla. Las cañas y conversaciones después de las batidas crearon a su alrededor un aura que las unía como si fueran la misma persona.
Decidieron irse juntas a Palm Springs unas semanas en verano. Había parques naturales alrededor, ciudades interesantes que ver y algo de oferta cultural. 3 semanas podrían parecer mucho tiempo, pero ya que iban a comprar un billete tan largo, merecía la pena alargar la estancia. A priori.
Ambas habían salido con más amigas algunos fines de semana. A Gabi le había parecido normal que Eddie se llevara su desayuno (que no ofreció ni compartió con nadie9 y que siempre fuera la primera en ducharse. No le dio más importancia. “Qué chica más espabilada”, pensó en alguna ocasión.
Cuando el grupo de convivencia está reducido a dos, las 24 horas del día pueden hacerse muy largas. Cada comida, cena, llegada a hotel, ducha, ruta, actividad, es una decisión conjunta a tomar. La forma de ocupar el tiempo lo es todo en unas vacaciones. Durante su trabajo en la comunidad y sus charlas, parecían tener un enfoque muy parecido en muchos aspectos de la vida. Se habían reído mucho y disfrutado esos ratos.
Pero no es oro todo lo que reluce. Ni 3 semanas son un finde en la sierra.
Gabi se cansó de escuchar la tele cada noche porque Eddie tenía la sana costumbre de dejarla puesta mientras se dormía, cosa que con frecuencia ocurría con el aparato aún puesto. ¿Tenía Gabi que decirle a Eddie que limpiara los pelos del suelo del baño? Para personas bien entradas en la treintena, a Gabi esto le parecía un poco fuera de lugar. ¿Era necesario ocupar todas las mesas, sillas de las habitaciones, modificando incluso el lugar de algunos muebles para poder tenerlo todo a mano? Eddie jamás se ha planteado si mantener unos minutos de silencio, sencillamente porque no hay nada interesante que decir, puede estar bien, incluso ser saludable para la mente humana.
El viaje que prometía ser una prolongación del acercamiento de estas dos mujeres maravillosas terminó constituyendo un hito que las alejó a su vuelta a la rutina. Hasta el punto en que apenas se han cruzado una vez en la panadería cuando ya ha pasado un mes desde su vuelta.
Tan previsible como no deseable. Así es la naturaleza humana.
Feliz domingo.

Etiquetas: ,