Sin ninguna razón de ser especial que lo desencadenase, el sábado pasado decidí recuperar la que hace tiempo fue costumbre de salir de pubs. Con el paso del tiempo se han refinado algunos aspectos, como la indumentaria, algo más femenina (un palabra de honor para ser más exactos y contestar las preguntas que seguro que algún pervertido formula), y la chapa y pintura de la faz, puesta con algo de gusto y culminada con un rimel de color azul que me fascina.
Me dirigí junto con mi amiga a un pub que desde hace años adoro llamado ‘Estribo’, decorado con madera en su interior y adornado con (como no) estribos colgados en la pared y lámparas en plan clásico-antiguo. Podemos leer ‘Rock – bar’ detrás de la barra, los tubos de cerveza son a 1 euro y a las 11 no suele haber casi nadie, con lo que se puede tomar asiento y mesa fácilmente.
Pero esta vez, al atravesar la puerta, vislumbro al fondo un grupo de personas en plena pubertad ataviadas con disfraces y alas de mariposas, y cuyas caras bien podrían haber salido de la función de fin de curso de octavo. Me extraño al descubrir que no está el camarero habitual, que han cambiado las lámparas por esas cosas hechas de papel que recubren las bombillas (como en un chino), que han puesto unas ramitas y la silueta de un pájaro en las ventanas (como en un chino) … pero el remate llega cuando por fin el sonido del lugar llega a mi cerebro y descubro que están poniendo a … Bisbal!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Tratando de disimular el tic en el ojo izquierdo me acerco a la barra y pido dos tubos. No sé si fue peor la forma en que los pusieron (con unos 7 cm de espuma) o lo que me cobraron por ellos … Evidentemente y como me confirmó la camarera, el Estribo de mis sueños ha cambiado de dueño …
Así que … ahora toca buscar otro lugar tan acogedor, agradable, tranquilo, con buena música y en el mismo nivel económico … me da a mí … que va a ser que no.
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