martes, 18 de diciembre de 2007

Las sombras de ojos de Gabrielle (II).

Así, el mismo día que el gotazo de un canalón se incrustó en su párpado derecho, decidió que era momento de cambiar, de agarrar el desmaquillador de ojos y olvidarse de esa combinación por un tiempo, al menos hasta tener claro que la sombra de ojos que utilizase sería capaz de llenar (incluso rebosar) ese hueco en el puzzle de su cara.

Pasó el tiempo, las modas de maquillaje, y el tiempo y ganas que Gabrielle podía emplear en dicho menester. Seguía maquillándose con más o menos asiduidad, pero no buscaba hallar algo parecido a la perfección, más que nada porque no esperaba encontrarlo.

Fue un estúpido acontecimiento social impuesto por el gran-hermano-que-todo-lo-ve quien espolvoreó un halo de VIDA en Gabrielle. En un pis-pás se sintió la mujer más bella de toda la faz de la tierra: llegó a sus manos una de esas muestras promocionales de una gran marca cosmética que parecía estar hecha a su medida. Encajaban el color, el brillo, la textura, y Gabrielle se sintió plenamente feliz. Realmente conocía y disfrutaba de la sombra de ojos que completaba el puzzle de su cara.

Hasta que las muestras promocionales se acabaron. Gabrielle se dirigió a los únicos establecimientos donde podía adquirir la sombra, y la encontró. Pero tenía un precio prohibitivo para sus circunstancias. Ni aunque le tocase el gordo de Navidad podría permitirse este precioso producto. Y sencillamente tuvo que aceptar el hecho de que el puzzle volvía a estar incompleto, el buen (breve) momento ya formaba parte del pasado.

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2 comments:

Anonymous Anónimo ha dicho ...

Ajá. Creo que ya voy entendiendo el cuento. Espero ansioso el desenlace. :-D

miércoles, diciembre 19, 2007 2:52:00 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho ...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

miércoles, diciembre 19, 2007 2:53:00 a. m.  

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