Gabi va al psicoanalis-cólogo. Sesión 3.
Me parece muy fuerte, super fuerte vamos. Que a mí me venga con el cuento de que soy LA tía más especial con la que está desde que Franco era corneta y ahora tú me cuentes que anesteayer quiso llevarte al huerto y además de esa forma tan lamentable. Decir que darte un abrazo es algo tan especial que llevaba años deseando, pero que no te va a dar dos abrazos porque tienes un defecto insalvable: tienes dos ojos, y podrías clavárselos en los suyos cada vez que te mintiese.
¿Cómo puede alguien vivir mintiendo continuamente a todo el que se le acerca? Una mentira detrás de otra, una mentira que enmascara a otra mentira y da pie para otra más. Una cara diferente para cada persona con la que tratas, una historia con su principio y su final a la medida de los oídos que le escuchan en cada momento. Pero lo mejor es que el sujeto se cree todas esas caras, todas esas historias y todas esas mentiras. Se las cree, pretende que tú te las creas y, por supuesto, las presenta como axiomas de cuya veracidad nadie puede dudar.
¿Cómo se puede encontrar la felicidad en esta forma de vida? ¿Cómo puedes mirarte al espejo cada mañana? ¿Maquinando la siguiente falacia? ¿Eligiendo la próxima víctima? ¿Y qué hay de lo auténtico? ¿Qué hay de TÍ? ¿Acaso eres tú otra invención de tí mismo? ¿Vas engendrando día a día tu propia vida sin tener en cuenta para nada la opinión de nadie?
Quizá no le importe ninguna segunda ni tercera opinión, probablemente no le importe ni la primera ...
Quizá yo también viva mi propia mentira, mienta cada día a los demás sin darme cuenta, me mienta a mí continuamente convenciéndome de mi vida de verdades ... sin ser realmente consciente de ello. Y entonces, ¿qué derecho tendría yo a judgar la veracidad del criterio de los demás? No habría diferencia entre el sujeto y yo, pues yo también me creo mis mentiras/verdades y las presento como axiomas de indudable valor. ¿Debería callarme entonces? Al fin y al cabo, el que la lleva la entiende ...
¿Cómo puede alguien vivir mintiendo continuamente a todo el que se le acerca? Una mentira detrás de otra, una mentira que enmascara a otra mentira y da pie para otra más. Una cara diferente para cada persona con la que tratas, una historia con su principio y su final a la medida de los oídos que le escuchan en cada momento. Pero lo mejor es que el sujeto se cree todas esas caras, todas esas historias y todas esas mentiras. Se las cree, pretende que tú te las creas y, por supuesto, las presenta como axiomas de cuya veracidad nadie puede dudar.
¿Cómo se puede encontrar la felicidad en esta forma de vida? ¿Cómo puedes mirarte al espejo cada mañana? ¿Maquinando la siguiente falacia? ¿Eligiendo la próxima víctima? ¿Y qué hay de lo auténtico? ¿Qué hay de TÍ? ¿Acaso eres tú otra invención de tí mismo? ¿Vas engendrando día a día tu propia vida sin tener en cuenta para nada la opinión de nadie?
Quizá no le importe ninguna segunda ni tercera opinión, probablemente no le importe ni la primera ...
Quizá yo también viva mi propia mentira, mienta cada día a los demás sin darme cuenta, me mienta a mí continuamente convenciéndome de mi vida de verdades ... sin ser realmente consciente de ello. Y entonces, ¿qué derecho tendría yo a judgar la veracidad del criterio de los demás? No habría diferencia entre el sujeto y yo, pues yo también me creo mis mentiras/verdades y las presento como axiomas de indudable valor. ¿Debería callarme entonces? Al fin y al cabo, el que la lleva la entiende ...
Etiquetas: gabi, idas y vueltas, intentos