Adam.
Adam era un chico listo, muy listo. Es
de esas personas con un don que le permite analizar rápidamente cada situación y
conocerla a fondo sin esfuerzo. Le encanta ganar, además le resulta fácil
conseguirlo gracias a ese ojo avizor que dios le ha dado, combinado con un
humor buenrollista al que pocos se muestran reacios.
Adam siempre se las había apañado
para salir indemne de todos los líos en que la vida lo metía. De todos excepto
del aquel en el que él mismo se había metido. Adam se había ido adaptando a las
mujeres que la vida le había puesto por delante. No siempre las había elegido
él. Lo que Adam elegía era no estar solo, no sabía cómo vivir solo. Y como ser
humano hombre que Adam era, no siempre tenía el valor para cerrar los libros
que ya había leído, o los que no le gustaban. Siempre esperaba que alguien, ya
fuese el propio libro, u otro nuevo que apareciese en el momento y lugar
oportunos, le facilitaran este trabajo. Las mujeres que Adam había leído (u hojeado)
hasta el momento, le había concedido siempre ese favor, casi sin insistir y por
supuesto sin pedir nada a cambio.
Todo había sido relativamente fácil
hasta que Adam trajo a un nuevo libro al mundo. Todo el mundo sabe que siempre
que se tiene un libro es una mujer quien lo gesta, y que esa mujer normalmente
es el libro que uno se está leyendo. Y cuando un tercer libro, creación
conjunta, entra en juego, cerrarlos ya no es tan fácil. Los irremediablemente
fuertes cables que la preciosa libretita había entrelazado en su corta vida
hacían imposible que Adam pudiera siquiera plantearse rasgar.
Y así se encontraba Adam, buscando
desesperadamente alguien que ataviado con fantasiosos alicates le liberase de
la telaraña que actualmente conformaba su vida ideal de libro. Echando mano de
cualesquiera candidatas por doquier, sin importarle a Adam el deterioro que
esto podía causar a quien, totalmente ajena a semejante pitote, se veía sin
quererlo envuelta en algo de lo que prefería no haber tenido ni el más mínimo
conocimiento.
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Lo
siento Adam, sencillamente no.
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