La mirada
Hoy me has vuelto a mirar, con la
misma inocencia del día d. Como si no me conocieras, como si quisieras fundirte
conmigo pero no te atrevieras a hacerlo evidente, como si pudieras hacerlo sin
tener consecuencias. ¿Por qué? ¿Por qué otra vez? ¿Soy yo la única que no
quiere repetir lo que tanto daño me hizo? Supongo que la única a la que le hizo
daño fue a mí …
Es curioso que este momento “mirada”
no se da sólo contigo, también Adam me lo ha regalado, como el que regala un
caramelo a un niño para que luego vaya a pedir a mami que se lo compre. ¿Por
qué? Yo no he pedido nada … no necesito esas miradas, no las quiero, no me
hacen bien. Y tampoco creo que os hagan bien a vosotros. ¿Para qué?
No entiendo, no lo entiendo, no te
entiendo. Ni a tí, ni a Adam. Ni a Adam, ni a Keith, ni a ninguna de las
estrellas que pobláis el cielo que veo cada día. ¿Y cómo se supone que lo puedo
entender? La vez que he podido preguntar me he frustrado tanto que … que me he
llegado a plantear cambiar de galaxia.
Y aquí sigo, tecleando los
inescrutables caminos de Santiago que el cielo que veo dibuja, sin tener la más
remota idea de a dónde van ni de dónde vienen. Lo que parece evidente es que
están llenos de piedras.
Etiquetas: idas y vueltas
3 comments:
Eso de 'cambiar de galaxia'.... se supone que es metafórico y no metafísico, no???
mmmmmmm ... no sé a qué te refieres :S
Pues, el no indagarlo ya es respuesta suficiente :) Happy living!!
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