Borgen o House of Cards?
En
los últimos años el panorama político español se ha vuelto muy interesante.
Desde el ya histórico Mayo del 2011, mientras yo trataba de comenzar una nueva
etapa en mi vida, las gentes acamparon en las principales plazas de las
principales ciudades del país. Desde la caída del muro de Berlín cuando apenas
era una niña, no recordaba que las personas que pueblan un país, realmente
pudieran influenciar en la política. Y así aparecieron partidos políticos que
no existían antes, otros cobraron más importancia y los de siempre … siguieron
donde siempre.
Hará
algo más de un año que una buena amiga me recomendó un par de series danesas.
Cansada de las americanas de siempre, me dijo, había descubierto que los
trabajos tanto televisivos como cinematográficos escandinavos aportan contenido
a la vez que forma. Y así fue como descubrí Borgen. Engullí las 3 temporadas en
poco tiempo. Es una de esas series que te atrapa y de la que te gustaría seguir
viendo capítulos, aún sin importar cuál fuere el hilo argumental. ¿Y por qué?
Porque en Borgen se demuestra cómo se puede hacer política siendo honesto con
uno mismo y con los demás, sin necesidad de utilizar la manipulación. Tengamos en
cuenta que estos políticos daneses, al menos en esta ficción, tienen verdadera
motivación pública: hacer política para el pueblo, con el pueblo.
También
me habían recomendado House or Cards. Dicen que el mismo Obama reconoció que
esta serie representa con bastante fidelidad cómo es la vida en la casa blanca.
Y con una adicción parecida, ya he visto la primera temporada y estoy un tanto
picada con la segunda. Sin embargo, aquí la motivación de los protagonistas es …
diferente. Frank, el protagonista que habla al espectador, hace carrera (per)siguiendo
su interés personal. “A un paso de la presidencia y ni un solo voto emitido a
mi favor. La democracia está sobrevalorada.”, dice él mismo en uno de los
capítulos.
Y
una vez conocidas ambas ficciones, no puedo evitar cuestionarme cuál de las dos
me gusta más, de cuál puedo aprender más. Curiosamente, ambas formas de hacer
política también las he vivido en mi vida laboral. Una, anteponiendo las
personas, los valores y el bien común, y otra donde quien tiene poder lo
utiliza con las capas que le quedan más altas, para ascender, dejando huérfanos
a aquellos que el organigrama deja por debajo.
Dicho
esto, no creo que tenga importancia cuál me gusta más, sino si quiero dedicar
mi tiempo libre dedicado a series a trasladarme a un mundo de la gominola, en la calle de la piruleta, donde se puede
ser poderoso a la vez que honesto, o si quiero utilizar este tiempo para ver en
la ficción lo que desgraciadamente pueda ver en mi vida real. Y lo peor no es
que la realidad sea así de triste. Lo
peor es que la realidad siempre supera a la ficción.
Feliz
semana.
Etiquetas: idas y vueltas, pa ké contate pa ké
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