lunes, 2 de julio de 2007

Quiero unos zapatos.

Quiero comprarme unos zapatos. Es una necesidad que aparece cada 'X' tiempo desde que vi unos zapatos en un escaparate por primera vez. Actualmente esa necesidad ha aparecido.
Por ahora no hay mayor problema, sencillamente quiero unos zapatos. La cosa es cómo buscarlos y con cuáles quedarme. Ni que decir tiene que siempre que quiero comprarme unos es porque ya les he echado el ojo a algunos que me hacen tilín. Pero puede que no me gusten lo suficiene, o que una vez que me los pruebe no me convenzan tanto. Pero para saber eso hay que ir a la tienda y pedirlos, para lo que necesitamos un poco de tiempo, dinero y decisión. Los reunimos. Y vamos a la tienda.
"Perdone, ¿tendría un 37 de esos de la esquina del escaparate? Sí, en seguida. "
Puede que sólo quiera vérmelos puestos y ya está. Hasta este momento no hay diferencia entre alguien que simplemente pasaba por allí, vio los zapatos y ha querido entrar 5 minutos y quien lleva varias semanas acordándose de los zapatos cada noche.
Ahora bien, una vez me he puesto los dos zapatos (con uno solo no vale, tenemos un pie más grande que otro y puede que el otro zapato del par de esté grande o pequeño ...) y he andado los típicos pasos por la zapatería adelante y atrás, haciendo movimientos extraños que en ningún otro momento de mi vida cotidiana repito, mirándolos delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, vistos desde arriba, desde el espejo, tocándolos para percibir su tacto e intuir si me harán rozadura, me los quito y examino los detalles técnicos de cerca: si están cosidos o pegados, cómo es el acabado en el interior ... miramos finalmente el precio y sopesamos si será una buena compra, un timo, si son caros pero me compensa porque me flipan, si no son gran cosa pero al ser baratísimos merecen la pena.
Es el momento de decidir, comprar, no comprar, o dejarlo para otro momento. Aunque no lo parezca hay una diferencia entre no comprar y dejarlo para otro momento. Si no compro descarto la posibilidad de hacerlo en el futuro. Si

lo dejo para otro momento es posible que vuelva. Hoy no me he terminado de decidir por diversas razones: no tengo la convicción suficiente, no tengo suficiente dinero, me he dado cuenta de que quiero mirar más.
Realmente es un proceso sencillo, sólo hay que seguir unos pasos que todos conocemos para conseguir cubrir esta necesidad de comprarse zapatos, y normalmente el proceso termina pronto y bien.
Aunque a veces, no encuentro de mi número, cuando me decido a ir a la tienda ya no quedan, o se los han llevado por cambio de temporada, o decido dejarlo para luego. Y después de haber "gastado" los recursos me quedo sin zapatos. Total, también puedo andar descalza, ¿no?

Etiquetas: ,

5 comments:

Blogger Fidel ha dicho ...

Curiosa metáfora...

Lo chungo será que te compres los zapatos que más te molan y te tengas que conformar con sandalias de baratillo (cómodas, eso sí) para toda la vida.

lunes, julio 02, 2007 7:53:00 p. m.  
Blogger Fidel ha dicho ...

Vale, quería decir: "Lo chungo será que NO te compres..."

(Sonrisa forzada)
Los problemas del directo
(Sonrisa forzada)

lunes, julio 02, 2007 7:55:00 p. m.  
Blogger perla ha dicho ...

fi!!! cuánto te echaba de menos!!! siempre eres bienvenido ...

lunes, julio 02, 2007 10:59:00 p. m.  
Blogger Fidel ha dicho ...

Gracias.

Pero mujer, aunque rara vez comento, siempre te leo al poco de publicar.

Nos vemos.

martes, julio 03, 2007 12:22:00 a. m.  
Blogger AccentLess ha dicho ...

Podria perfectisimamente no ser una metafora... y entonces diria: Me encanta ser hombre (medio-hombre, quise decir)

:P

martes, julio 03, 2007 8:55:00 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home