lunes, 18 de agosto de 2008

Gabi va al psico-analist-cólogo. Sesión 2.

(Gabi) – Llevo mucho tiempo orientando mis decisiones sentimentales a un punto cardinal fijo. Dicho punto fue bautizado generaciones atrás como “bajo ningún concepto permitiré que me hagan daño”; encajado en el valle que forman el macizo del “miedo a que me tomen por el pito del sereno” y la cordillera conocida como “quién eres tú para putearme a mí”, en un principio fue un lugar soleado donde la claridad dejaba ver cada detalle que componía mi paisaje. Así, yo misma podía decidir podar este árbol, arrancar una bonita flor para meterla en agua y terminar con los molestos insectos que van saltando de flor en flor. Así también llegaron los monzones, los huracanes, un terremoto y un incendio provocado por un desesperado constructor; después de todo, la meta elegida como alter-ego de mi felicidad quedó reducida a una mezcla de cenizas, árboles sin ramas ( yo había podado la mayoría ) esparcidos por el suelo, cardos espachurrados ( las flores estaban marchitándose en un jarrón ), sin que yo haya podido hacer nada por evitarlo.

(Psico-analist-cólogo) – Es inútil querer evitar que otras personas te hagan daño en esta vida. No te digo que vayas por la calle a pecho descubierto con un círculo blanco pintado a la altura del corazón, pero como Westley le dijo a Buttercup, “la vida es dolor alteza, quien quiera que diga lo contrario pretende engañaros”. Por eso, intentar esquivar el dolor, ya nos llegue de otras personas o caído del cielo, es ir contra-natura, contra la VIDA, es perdernos una parte de lo que ELLA nos puede brindar, tanto agradable como no. Y sobre todo, se trata de una intención tan poco fructífera como imposible de realizar.

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1 comments:

Blogger Maximus ha dicho ...

Dicho lo cual, A VIVIR.

miércoles, septiembre 03, 2008 2:01:00 a. m.  

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