domingo, 24 de octubre de 2010

Pregunta boomerang.

Situación incómoda en la que Susan se re-encuentra con un antiguo rollete que le dio calabazas después de una noche de lujuria y alcohol que ninguno esperaba. Actualmente el chaval en cuestión se pasea de la mano con una amiga común a ambos cuyo atractivo físico e intelectual es más que discutible.
- ¿Qué si podré superarlo? Tranquilo, sobreviviré, torres más altas han caído … otra cuestión es si serás capaz tú. Porque tuviste entre tus manos a una persona y un cuerpo (y una combinación de ambos) que jamás volverás a abrazar, puede que siquiera a conocer. Llegará el día en que la voz de tu conciencia sea más alta que la voz de tu estupidez, y una mañana cuando menos te lo esperes te mirarás al espejo, y escucharás como te dice que fuiste un subnormal al dejarla escapar. Puede que ahora tengas el placer de pasear con una persona súper-divertida y mega-cool llena de planes extra-apetecibles para alguien joven aunque sobradamente inmaduro como tú. Pero, ¿te inspirará ella la confianza suficiente como para contarle cosas que no quieres que nadie más sepa? Puede también que ahora estés rodeado de la modernidad y la vanguardia en lo social, pero, ¿podrás revivir lo guapo que estuvo el último concierto en el que viste a Mike Patton 15 años después de Faith No More en pleno estado de forma, o comentar la polémica de la última jugada de la final de la Euroliga? En el fondo no me sorprendo, ya dice la sabiduría popular aquello de ‘No está hecha la miel para la boca del asno’. Yo también comulgo con aquello de ‘Lo cortés no quita lo valiente’, por lo que puedes contar conmigo entre tus amigos si así lo deseas … aunque la cuestión sigue siendo la misma … (y después de esta pequeña reflexión yo veo la respuesta cada vez más clara): Si serás capaz de superarlo tú.

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jueves, 14 de octubre de 2010

Embarrados.

La desesperación hizo a Gabi embarcarse en un viaje a ninguna parte con trayecto triste y peor final. Ella nunca quiso involucrar a nadie, siempre dice que el camino debe hacerlo cada uno solo, pero la oportunidad de compañía y un ‘probemos a ver qué pasa’ le convencieron para cambiar el número de ocupantes de la reserva de 1 a 2, y una vez que se confirma la reserva ya no hay vuelta atrás, como todo el mundo sabe.
Ahora Gabi tiene que convencer al número 2 de que la ausencia de promesas representa la ausencia real de sentimientos profundos, y que por difícil que pueda parecer, esto nada tiene que ver con una intención de herir (nada más lejano a la realidad), y que la situación resultante es tan indeseable como inevitable.
Gabi no tiene ni idea de cómo resolver este entuerto en el que se ha metido ella sola, ha embarrado a un inocente y en el que ahora pueden ahogarse ambos si ella no actúa … ¿Será demasiado tarde para pensar en una estrategia?

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miércoles, 6 de octubre de 2010

Genéricos.

Como un otoño sin una gripecilla justo antes de un puente con planes no es un otoño, hoy he acudido a visitar al facultativo con el fin de obtener ese pasaporte a la felicidad llamado ‘receta de antibióticos’. Extraño los días en los que uno mismo podía ir a la farmacia casi sin tarjeta sanitaria y abastecerse cuál autoservicio de todo lo que creyera necesario para su cura. Sinceramente, no encuentro ninguna diferencia entre lo que echaba a mi cesta de la compra y lo que ahora el señor canoso con bata blanca prescribe. Bueno sí, antes podía comenzar mi medicación tan pronto como llegara a casa, y ahora tengo que ir a urgencias (si espero a la cita previa he podido morir por cangrena), esperar la cola del número, esperar la cola del médico, ser atendida por éste, y luego hacer la compra.

Tengo sin embargo que admitir que el mundo de los genéricos me fascina, si pensabas que el Espidifén es lo más malo jamás creado y no puede ser imitado, erraste amigo! Acabo de comprobar con mis propias carnes que algo llamado Ibuprofeo (arginina) Cinfa está igual de malo, o incluso más, que el original, y me da que con el empeño de las farmacéuticas de llegar más allá en breve conoceremos otro producto más dañino para el estómago y el paladar.

Ahora sólo espero que la amoxicilina (qué relación guarda con la penicilina? Porque me han preguntado por mis alergias a ésta última … mira que como no sean lo mismo !), el ibuprofeno y el paracetamol me devuelvan algo de la vitalidad necesaria para echar un puente como dios manda.

Pasadlo bien!

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La soledad de los números primos.

Dado que escribir sobre lo ya escrito es sencillamente improcedente, os reproduzco un par de bellos fragmentos de esta bellísima novela, una preciosidad para mi gusto. Primero, un trocito apto blandito y apto para todos los públicos:
“Los años de instituto fueron para ambos como una herida abierta, tan profunda que no creían que fuera a cicatrizar jamás. Los pasaron como de puntillas, rechazando él Edmundo, sintiéndose ella rechazada por el mundo, lo que a fin de cuentas terminó pareciéndoles lo mismo. Habían trabado una amistad precaria y asimétrica, hecha de largas ausencias y muchos silencios, como un ámbito puro y desierto en el que podían volver a respirar cuando se ahogaban entre las paredes del instituto.”


Ahora, algo más específico para mentes frikales (como la mía a veces!):
“En primer curso de universidad había estudiado ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide estar realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, 41 y 43. Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números aislados, como perdidos en ese espacio silencioso y rítmico hecho de cifras, y una tiene la angustiosa sensación de que las parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos. Es convencimiento general entre los matemáticos que, por muy atrás que quede la última pareja, siempre acabará apareciendo ora, aunque hasta ese momento nadie pueda predecir dónde.”

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